La espiritualidad y carisma cartujano
«Dichosos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios» (Mat 5, 8)
La Cartuja, que entronca sus raíces en la tradición eremítica de los Padres del Desierto y que se nutre de las mas altas cotas de ascética y mística cristiana, no ha establecido, a diferencia de otras ordenes monásticas, un método uniforme, a seguir por sus monjes, para la consecución de sus fines espirituales.
La vocación
No sois vosotros los que me habéis escogido.
Soy yo el que os escogió…. (Ju 15,16).
Dios llama a la vida religiosa, a la vida contemplativa, a la vocación cartujana. Su llamada, de amor pleno, es una inmensa gracia, generosa, eterna y gratuita. Es una invitación al hombre libre para que libremente le acepte.
¿Cómo hacerse cartujo?
La Cartuja, a pesar de sus 900 años, es una opción actual, ilusionante. Como entonces, su ideal es sencillo: Dios. Amar a Dios sobre todas las cosas, como Él nos a amado. Por Él, la cartuja, planta cara al consumismo, a la superficialidad, al egoísmo, al culto por el poder y el dinero, al hedonismo y a tantas cosas que no funcionan bien en el mundo, y lo hace, sin fustraciones, sin resentimiento, sin ningún reproche, siendo -por los dones que Dios la ha concedido- testimonio de fe, de amor, de fraternidad y libertad.